La abogacía es el ejercicio que se hace de un grado académico hecho profesión. Las universidades del país nos otorgan el grado de Licenciados en Ciencias Jurídicas y en otros tiempos, de Doctor en Jurisprudencia y Ciencias Sociales; como toda profesión reglamentada, esta requiere de un proceso administrativo, seguido ante la Corte Suprema de Justicia, a ese efecto, existe una Sección de Investigación Profesional.
En cuanto al notariado, es una función diferente, se trata de una delegación del Estado, para dar fe de hechos, actos, contratos y declaraciones de voluntad…
Como las sociedades cambian, progresan, aumentan en población y por ende, incrementa la demanda de profesionales en todas las áreas (Medicina, Ingeniería, Abogacía, etc.)
El Salvador de 1950 es muy diferente al de 2011, pero no sólo porque ahora la sociedad está atemorizada por el crimen común y organizado, debido al desmedido incremento poblacional y disminución en cuanto a oportunidades laborales y de progreso… esto en un proceso constante de degradación que viene desde la década de los 70, 80, 90, etc.
Se dice, entre las personas de la sociedad civil, que hoy en día, cualquiera es abogado, ya que habremos cerca de 25,000 y 30,000, considerando las defunciones, entre 20,000 y 22,000 abogados… solo entre 2007 y 2011 se han autorizado cerca de 5,000. Considerando la explosión demográfica que tenemos desde hace un par de décadas… en realidad, no somos tantos los profesionales en ciencias jurídicas… Por ejemplo, en San Miguel allá por 1975 había un par de abogados, pero solo existía un barrio y la zona del centro, que es donde se encuentra la Alcaldía Municipal, ANTEL, el parque Guzmán y una demanda suficiente para enriquecer a los susodichos profesionales… hoy tenemos cerca de 50 colonias, urbanizaciones y barrios en todo el anillo periférico… bueno, ya no hay periferia… todo es centro…
Ocurre que los notarios, unos cuantos abogados privilegiados, al no tener la suficiente clientela para vivir como profesional, venden su firma en blanco a granel a los otros profesionales que no están autorizados y que se ven obligados a trabajar como “coyotes” del notariado… porque esta autorización se ha ido limitando paulatinamente, hasta llegar al momento en que nos encontramos, que de 5,000 aspirantes solo son beneficiados 100 y no los mejor preparados, paradójicamente…
La democracia, por otro lado, es un fenómeno social y político que viene buscándose y tiende a evolucionar a estados más avanzados; en otros países ya han pasado a otras etapas, pero en nuestro medio, hay sectores en el poder que le temen y hasta la odian, es decir, democrafobia… por eso apoyan y promueven medidas antidemocráticas… o por lo menos, a dejar la puerta abierta para el abuso y el atropello…
En síntesis, mientras la sociedad demanda más democracia, en todos los ámbitos de la vida social, hay quienes pretenden negar ese derecho e imponer coladores y ganar protagonismo de eso…
El ejercicio de la abogacía y del notariado, es necesario que se democraticen, no que se limiten; ya que la gerontocracia que domina el medio, ha impuesto que los que tienen más experiencia, saben más, tienen más derecho y lo merecen todo, que los nuevos, por novatos no tenemos derecho alguno y tenemos que esperar, hacer fila y arrodillarnos ante los honorables veteranos instruidos en el código de Hammurabi, en la ley de las XII Tablas y en la Ley del Talión… muy actualizados… no mencionaremos nombres, pero casualmente sus nombres, todos comienzan por Doctor… a excepción de algunos respetables profesionales muy acordes con la democracia y la apertura…
Finalmente, una pregunta ¿Es realmente una profesión libre la abogacía y el notariado? Porque pareciera que eso de ejercicio libre lo limitan al hecho de cobrarle al cliente y no al Estado, por los honorarios causados… Democracia es la respuesta…
JUAN RAMÓN ARAUJO LÓPEZ